El final siempre llega, nunca se queda atrás, siempre se presenta al término de cualquier evento, y en éste caso, lo fue con el atraque en el puerto de Barcelona.
Tendremos una mezcla de cansancio e ilusión, recordando todos los momentos que con tanta intensidad hemos vivido durante esos pasados días. Nos despedimos de la gente con nostalgia.
Con las maletas a cuestas, volveremos a coger el transporte que nos aleje del barco. Los ojos posiblemente se humedecerán cuando nos alejemos lentamente del puerto, sintiendo que hemos sido testigo de una de las historias más fascinantes que se pueden experimentar. Mientras nos deleitamos paladeando tan importante viaje, aprovechamos para seguir con la inspección ocular del entorno barcelonés.
¡¡Cómo se balancean los sueños!!